diario de la Rioja
Albert Einstein era un niño inquieto en clase, de esos que
no dejan que el maestro termine las explicaciones y que enredaba con el resto
de los alumnos. Fracasó en el colegio, pero cuando encontró aquello en lo que
podía centrar su atención, que le gustaba y atraía, triunfó en la vida. Michael
Phelps, Winston Churchill, el general Patton, Bettowen o el doctor Luis Rojas
Marcos, padecían el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH),
algo de lo que solo el nadador fue tratado correctamente, pero que todos
superaron de una u otra manera. En España, en una clase de 25 niños tres
presentan esta afección, pero puede que ninguno de ellos esté bajo tratamiento
o que el colegio no tenga en cuenta su situación a la hora de las explicaciones
o de los exámenes.
Hasta ahora sólo las normativas autonómicas de Murcia,
Navarra, Cataluña, Canarias y Baleares tenían en cuenta a estos niños y
adolescentes a la hora de sentarlos en un pupitre. Sin embargo, el jueves 28 de
noviembre, el pleno del Congreso de los Diputados aprobó la Ley Orgánica para
la Mejora de la Calidad Educativa (Lomce) que hace mención expresa a la
necesidad específica de apoyar el TDAH. Los médicos y especialistas, que cada
día tratan esta afección que afecta entre el 5 y el 6% de los niños menores de
18 años y al 4% de los adultos españoles, destacaron ese reconocimiento en una
ley que, «a pesar del amplio rechazo a su conjunto», si contó con los «apoyos
para incorporar el TDAH» en su artículo 71.2. Estos profesionales destacan que
es «un hecho trascendental para los afectados más jóvenes, ciudadanos que
tendrán así igualdad de oportunidades en el ámbito educativo, con
independencia» de la autonomía.
Durante el Taller de Expertos en TDAH, organizado esta
semana en Santiago de Compostela por Shire, José Ángel Alda, miembro del
Servicio de Psiquiatría y Psicología del Hospital Sant Joan de Déu de
Barcelona, destacó que la Lomce «da título de equidad» a la afección, al
recoger esa «necesidad de apoyo» a los afectados, que estarían abocados al
fracaso escolar si no reciben el tratamiento adecuado cuanto antes.
El TDAH es un trastorno neurobiológico que afecta al
cerebro. Sus consecuencias se traducen en problemas de atención, hiperactividad
e impulsividad. Si no se coge a tiempo puede derivar en afecciones más serias
como la depresión, la ansiedad y dificultades en la escritura y la lectura.
Esto implica el rechazo social, cuando no la marginación, el paro y debido a
esa impulsividad los sujetos puede acabar cayendo en adicciones o tener
problemas con la ley.
Según el doctor Alda, pese a que en muchos centros
educativos se tiene presente el TDAH, «el principal problema es que los
colegios entiendan que es un problema y no una moda». En las comunidades donde
si está reconocido a nivel educativo «existen protocolos de atención», porque
de lo que se trata es de «normalizar» e «integrar» al estudiante, al que por lo
general se les identifica como aquellos que «se mueven o se despistan».
Son niños «tímidos, con baja autoestima, que están muy
machacados por las críticas de los profesores -'no te esfuerzas', 'estás
empanado' o 'no te enteras'-. Esto hace que lo pasen mal. Son chicos que sufren
pensando que 'soy tonto' o 'soy malo e inútil'», explicó este experto. Pese a
esas dificultades para seguir las explicaciones del profesor o hacer un examen
en las mismas condiciones que sus compañeros, «son unos niños bastante
creativos». «Son capaces de mantener la atención cuando realizan una actividad
gratificante», como puede ser jugar con la videoconsola, leer un libro de su
héroe favorito o practicar una deporte que le guste, por complicado que sea,
explica el doctor Alda. «Si no se dan esas premisas, desconectan».
Tratamiento individualizado
El tratamiento tiene que hacerse de modo personalizado,
porque «no existe un TDHA puro». «No todo lo que se mueve es un TDAH, ni todo
TDAH se mueve», apunta el experto. Para realizar un diagnóstico no existen, por
el momento, biomarcadores, aunque si unas pautas definidas. En todo caso, esta
afección tiene una gran carga genética. Aquí, según insiste José Ángel Alda, es
fundamental la intervención de los profesores para detectar al niño en un
primer momento, para evitar el fracaso escolar. Una vez diagnosticado, el
especialista recomendará las pautas a seguir. Al tratarse de una afección
neurobiológica, la medicación será imprescindible para mejorar los
neurotransmisores. Esto se hace a base de anfetaminas, que agudizan todos los
sentidos.
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