martes, 10 de enero de 2012


Una viguesa monta una empresa experta en niños hiperactivos

Paula Muñoz afirma que la inteligencia emocional asegura el 80% del éxito personal
La viguesa Paula Muñoz dejó hace un año su trabajo en una consultoría para montar una empresa, Pequeteca, que organiza actividades relacionadas con la inteligencia emocional y el desarrollo personal.om
Paula Muñoz, una viguesa de 37 años experta en hiperatividad y déficit de atención. FELIPE CARNOTTO
Paula Muñoz, una viguesa de 37 años experta en hiperatividad y déficit de atención. FELIPE CARNOTTO
Ahora ofrece aulas para padres y profesores especializadas en niños hiperactivos o con déficit de atención y también atiende a algún caso concreto. Conoce este trastorno mejor que muchos expertos, porque ella misma padece un TDH por déficit de atención, una circunstancia que le ha llevado a estudiar este trastorno durante años, a intentar perfeccionarse a sí misma y a convencerse de que la clave está en tratar las emociones y las relaciones porque “de eso depende el 80% del éxito de una persona”. Explica que “si a un niño le dicen que es malo, revoltoso, desobediente se lo acabará creyendo” y que en lugar de eso padres y profesores deberían aprovechar el potencial de las personas con este trastorno (“por lo general tienen una inteligencia superior a la media”) y tratarlas con unas pautas mínimas que ayudan a motivarlas. “Como pasaba antiguamente en los pueblos, lo que se desconoce es malo y de esta forma los niños fracasan”, explica. En relación con esto, menciona un estudio realizado por la Universidad de Illinois por el cual en algunos colegios dedicaron unas horas lectivas a formar a los alumnos en habilidades sociales y al concluir el curso comprobaron que su puntuación era 15 puntos superior a otros que no lo habían hecho.

Sobre su caso personal, explica que siempre se había sentido “completamente diferente al resto del mundo”: razonaba todo mucho y veía las cosas desde todos los puntos de vista, otras veces le apetecía salir corriendo del mundo, era obediente pero le gustaba hacer las cosas a su manera y no le resultaba fácil acatar las normas. Con 16 años pensaba que se estaba quedando sorda y un otorrino le dijo que estaba perfectamente del oído pero que podía tener un TDH.

Hace dos años una amiga le propuso escribir un libro de protocolo para niños y empezó a interesarse por la inteligencia emocional relacionada con la infancia. Se inscribió en un ciclo superior de Educación Infantil (“yo toda la vida estoy estudiando algo”) y montó la empresa mencionada porque “hay psicólogos y psiquiatras que saben del TDH, pero no había nadie con quien los niños pudieran sentirse identificados, que les comprenda y que sufra como ellos”. Por último, recuerda que no se conocen bien las causas del TDH, se sabe que tiene una causa biológica y se habla también de una estructura cerebral diferente y de unos niveles bajos de catecolaminas (noradrenalina, dopamina y serotonina).n

No hay comentarios:

Publicar un comentario